Betty by Arnaldur Indridason

Betty by Arnaldur Indridason

autor:Arnaldur Indridason
La lengua: spa
Format: mobi, epub
Tags: antique
ISBN: 9788490568125
editor: RBA
publicado: 2017-06-02T00:00:00+00:00


17

Cuando viene la psiquiatra, nos sentamos en una sala que creo que está reservada para visitas. En vez de entrar en mi celda o ir a la sala de interrogatorios, vamos a una salita donde hay unas sillas tapizadas en morado y dos mesas de cocina. Hay barrotes en las ventanas y los cristales están cubiertos por una lámina de plástico que impide ver el exterior.

Si no me equivoco, la psiquiatra se encarga de evaluar mi grado de culpabilidad. Lleva un enorme maletín del que saca documentos y carpetas cuyo contenido desconozco.

—Me gustaría hablar de tu madre —dijo—. ¿Te parece bien?

—No tengo nada que decir sobre ella —respondí.

—¿Seguro?

—Esto no tiene nada que ver con ella.

—No, quizá no directamente, pero...

—No hay peros —dije.

—¿Te incomoda hablar de ella?

—Esto no tiene nada que ver con ella —insistí—. ¿Es que quieres que te lo repita todo el santo día?

—La última vez que nos vimos te mencioné lo de la aprobación.

—¿Qué intentas hacer?

—¿A qué te refieres?

—¿Cuál es tu función? ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué estoy hablando contigo? No tengo ningunas ganas de hablar contigo.

—¿Todo esto es porque no quieres hablarme de tu madre?

—¿Todo esto? ¿Qué quieres decir con «todo esto»?

—Esa hostilidad —respondió—. Enseguida te pones...

—Te crees que lo sabes todo, ¿verdad? —interrumpí.

—Me parece que no estamos aquí para hablar de mí.

—No, seguramente nunca se habla de ti, ¿no?

—¿Quieres dejarme hablar contigo sin mostrar esa agresividad? —dijo—. Solo estoy haciendo mi trabajo.

Permanecimos en silencio.

—He hablado con tu madre —anunció.

—Quiero que dejemos este tema ahora mismo —dije levantándome.

—Me dijo que le dabas asco.

Le clavé la mirada.

—Déjame en paz —grité—. ¡Déjame en paz!

Pero no tiró la toalla. No le afectaba nada de lo que le dijera.

—Todo esto tiene que ver con la necesidad de aprobación, ¿no es así? —dijo—. ¿No se debe todo esto a que tu madre no te soporta? ¿A que no puede soportar cómo eres? Siempre tratas de complacerla. Para ti la aprobación lo es todo. Da igual quién te la dé.

—¡Cállate! —grité. Me dirigí a la puerta y la aporreé.

—Le da asco tu orientación sexual. Le das asco.

—No lo entiende —dije—. No lo ha entendido nunca. Soy así. No hay nada que pueda hacer al respecto. Soy así. ¡Nunca he podido hacer nada al respecto!

—¿Y lo detesta?

—Me detesta a mí. Me detesta por ello. ¿Ya estás contenta? ¿Ya tienes lo que querías? ¿Me puedo ir ya? ¡¿Qué te parece si lo dejamos?!

—No pasa nada porque te atraigan las personas de tu mismo sexo o de ambos sexos —dijo la psiquiatra. También se había levantado—. Nadie tiene por qué avergonzarse de su orientación sexual. No es cosa tuya si a tu madre no le gusta. Tú eres como eres y no necesitas su aprobación. No necesitas la aprobación de nadie.

—¡Déjame en paz!

—No le das asco tú, sino tu forma de vida. Son cosas distintas.

La puerta se abrió.

—Quiero volver a mi celda —le dije al carcelero mientras salía de la sala de visitas.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.